La tercera guerra mundial ya empezó: Gaza arde mientras el mundo mira su celular

La tercera guerra mundial ya empezó: Gaza arde mientras el mundo mira su celular

Hay guerras que empiezan con tanques y bombas. Otras, con titulares y silencios. Esta, la que ya vivimos, empezó hace años y hoy se desata a plena luz del día. Pero nadie parece querer aceptarlo. Gaza sigue ardiendo. Israel bombardea con impunidad. Estados Unidos opera como matón con corbata. Irán responde como puede, con dignidad, mientras Occidente grita “terrorismo” y se victimiza desde sus portaviones nucleares.

La tragedia ya no es solo el horror. Es el cinismo. Es la anestesia colectiva. Es ver caer un edificio sobre niños palestinos y deslizar el dedo al siguiente video como si fuera ficción. Estamos tan saturados de imágenes que hemos perdido la capacidad de indignarnos. Pero esta guerra no es una más. Es el espejo brutal de un sistema que está dispuesto a sacrificar medio planeta con tal de sostener su hegemonía.

El humo tapa las verdades

El conflicto actual entre Irán, Israel y Estados Unidos no es nuevo. No se trata de religiones, ni de supuestas bombas atómicas. Es, en el fondo, una guerra por el control imperial del Medio Oriente, orquestada desde hace décadas por quienes se presentan como “guardianes de la democracia”. El mismo discurso de siempre: que hay que invadir para salvar, bombardear para proteger, arrasar para asegurar la paz.

Pero si de bombas hablamos, el Estado que más las posee se llama Israel. Más de 200 ojivas nucleares reconocidas por el propio Mossad. ¿Dónde están las inspecciones de la ONU? ¿Dónde las sanciones? ¿Dónde la preocupación de la prensa libre? No están. Porque esta guerra no es por la paz. Es por el petróleo. Por el gas. Por la dominación del territorio. Y por sostener a Israel como puesto avanzado del imperialismo occidental en la región.

Mentiras nucleares, verdades imperialistas

La retórica sobre Irán y sus “intenciones nucleares” no es nueva. Ya en los años de Reagan se repetía el mismo cuento. Hoy, vuelve con más fuerza, como si los medios no supieran que Irán ha sido auditado más veces que cualquier otro país por el Organismo Internacional de Energía Atómica. Pero la narrativa está escrita: Irán es el “malo”, Israel es la víctima, Estados Unidos es el salvador. Guion de Hollywood, armas reales.

En este teatro, el complejo militar-industrial estadounidense juega su rol de siempre: financiar guerras, vender armas, saquear regiones y justificarlo todo en nombre de la libertad. Mientras tanto, el capital financiero aplaude desde Wall Street y el sionismo fundamentalista ejecuta su plan expansionista con biblia en mano y misiles en el aire.

Gaza, la herida abierta del sur global

¿Quién habla hoy de los millones de desplazados en Gaza? ¿De los niños, madres, animales y ancianos que mueren cada día bajo fuego israelí? ¿Quién recuerda que mientras Israel masacra, Estados Unidos bloquea las resoluciones de la ONU? ¿Quién muestra la solidaridad real: como Greta Thunberg viajando con ayuda humanitaria o China sobrevolando Gaza con cazas que no matan, sino que alimentan?

Este no es un conflicto lejano. Nos toca. América Latina no puede mantenerse neutral, salvo los lamebotas de la ultraderecha como Milei, que corren a besar la bandera israelí sin pudor ni memoria. El resto de la región, desde Colombia hasta Bolivia, ha alzado la voz a favor de la autodeterminación de los pueblos. Pero no basta con diplomacia. Es hora de tomar posiciones claras.

Clase, imperio y resistencia

En esta guerra, los bandos están definidos. Estados Unidos e Israel son las potencias imperialistas. Irán, con todos sus matices, representa hoy un eje de resistencia, junto con Rusia y China. No es romanticismo, es geopolítica cruda. Mientras los medios repiten que Irán es “una amenaza para la paz”, nadie menciona que el verdadero peligro es un imperio que ha destruido más países que los que ha ayudado a levantar.

Israel se vende como “única democracia” en la región. Pero lo que practica es colonialismo, apartheid y limpieza étnica. Y cuando alguien lo señala, lanzan la carta del antisemitismo como chantaje ideológico. Pues bien: una crítica al sionismo no es antisemitismo. Es humanidad.

¿Y si la guerra se sale de control?

Si Estados Unidos interviene directamente en Irán, el escenario puede escalar a niveles irreversibles. El Estrecho de Ormuz podría cerrarse. Los precios del crudo explotarían. Las rutas marítimas se volverían trincheras. Y si Rusia entra de lleno —como parece hacerlo—, y China apoya tras bambalinas, el mundo podría entrar en un punto de no retorno. Ya no hablamos de guerras regionales. Hablamos de la posibilidad real de una guerra mundial por capítulos.

Corea del Norte ya ofreció respaldo nuclear a Irán. ¿Entienden el nivel de tensión que estamos viviendo? Esto no es una serie de Netflix. Esto es la historia real, y la están escribiendo a fuego.


Lo que no te van a decir los medios

Los grandes medios no quieren que pienses. Quieren que elijas entre dos bandos falsos: buenos vs malos, democracia vs terrorismo. Pero el pueblo trabajador no tiene nada que ganar con esta guerra. Solo tiene que organizarse, educarse, y combatir al verdadero enemigo: el fascismo global disfrazado de orden.

Desde El Proletario decimos: hay que hablar de esto, discutirlo en las escuelas, en los sindicatos, en las plazas. Hay que politizar la rabia, transformar el miedo en organización.

No podemos permitir que el modelo Milei se extienda como metástasis en América Latina. Si Israel cae en crisis interna —como ya se empieza a ver—, la Patagonia no puede ser su nueva colonia de escape.

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